DIA DEL LOCUTOR MUY ESPECIAL
Sin duda no son las mejores épocas para festejar, por distintas razones.
A pesar de nuestra profesionalidad reconocida, los locutores somos laburantes, algunos ganan mas que otros, pero vivimos casi todos en relación de dependencia. Es mínimo el porcentaje de profesionales independientes que logran su objetivo de esa forma. Por lo tanto, la mayoría de los locutores, son trabajadores que dependen de un sueldo que según los tiempos políticos y económicos va cambiando, para bien o para mal. Con la Ley de Medios de la democracia se abrían muchas puertas para desarrollar nuestra actividad a lo largo y ancho de nuestro hermoso país. El actual gobierno por medio de un DNU barrió con todo y dejó nuevamente todo en manos de los monopolios que explotan comercialmente los medios de comunicación. Son tiempos difíciles para los nuevos, que tienen que pagar un derecho de piso, y para los veteranos que, basados en su antigüedad, dan la cara y luchan por un sueldo digno en conjunto con la SAL. Cualquiera sea tu color político te aseguro que para conservar la profesionalidad y un puesto de trabajo permanente hay que luchar junto a tu sindicato, siempre...
Por si todo esto fuera poco, en los últimos días, se nos fueron de gira dos profesionales excelentes a quienes queríamos mucho: Graciela Mancuso y Eduardo Calviño. A Graciela la recuerdo muy joven, con una voz hermosa, seductora, de un color grave y aterciopelado, trabajando en el micrófono de Radio Rivadavia al lado de su querido Juan Alberto Badía. Ellos hacían el programa que venía detrás de La vida y el canto que conducía mi troesma Tony Carrizo, y en el cual yo trabajaba. Era hija de un gran músico que integró la orquesta de Astor Piazzolla. Fue una profesional en todo el sentido de la palabra, esencialmente de radio, que nunca desentonó en cualquiera de los programas que realizó a lo largo de su carrera, que con 69 años la tenía en actividad. Una voz femenina inconfundible.
En cuanto a mi tocayo Eduardo, me toca mas de cerca aún, porque fue alumno mío en el Instituto Cosal, lugar del que salimos muchos de los profesionales que hoy trabajan en radio y televisión. Luego tuve la suerte de contarlo como compañero de tareas y eso me ayudó a reconocer, aún más, lo muy buen locutor y excelente persona que era. Nos hemos encontrado, no hace mucho tiempo, y siempre encontré en él ese reconocimiento de buena persona, excesivo quizás, hacia quien lo ayudó a desarrollarse en su vocación. El siempre fue un gran locutor por mérito propio. Con una voz muy bella adaptable a cualquier programa. En los últimos tiempos de su vida se dedicó a la docencia en ETER, enriqueciendo con sus conocimientos a todos sus alumnos. La suya será una ausencia muy difícil de digerir. Era sobrino de otro gran profesional que nos atrajo con su voz en las décadas del 60 y 70, Raul Calviño. Eduardo heredó ese fuego sagrado de la comunicación y el buen gusto. Lo recordaremos siempre con la idea de que nunca se fue, porque todavái no podemos creer que con tan solo 64 pirulos nos haya abandonado.
La vida continúa y quiero lo mejor para todos mis colegas, nuevos y jovatos, sin dejar de luchar nunca. La locución es un apostolado que se lleva con uno mismo hasta el último minuto de nuestra existencia.
Que sean felices de todas las maneras posibles.
Para reafirmar lo antedicho los dejo con mi troesma, el mas grande...
https://www.youtube.com/watch?v=u0GI88bu3us